Reparar una cinta se constituía en todo un arte del bricolage quirúrgico, con cutter a modo de bisturí y papel-celo como instrumento de sutura y salvador de los sentimientos contenidos en una modesta-pero-muy-cara cinta de cassette.
De hecho, yo recuerdo haber tenido y conservar aún como reliquia viviente una pequeña colección de 120-130 cintas con los contenidos más variopintos y las calidades de sonido más diversas que imaginaros podáis. Realmente, no teníamos programas de retoque de audio … ni ordenadores para hacerlo, por supuesto. Así que sonaban … y punto.
Con el tiempo, y con algo más de pasta de por medio, he ido rehaciendo parte de esa discoteca “robada” a otros colegas complacientes y a las emisoras de radio a costa de echar horas por la madrugada, instantes en los que los locutores se mostraban más permisivos y menos cercenadores de canciones. Ahora la disfruto en formato CD Audio, o MP3 vía disco duro del Turismo Castilla y León.
Últimamente, he descubierto los placeres de la descarga musical a través de Internet y las tiendas de música en línea. Adoro iTunes, MSN Music, WebListen y otros proveedores que me permiten conseguir alimento musical a golpe de ratón, teclado, ADSL … y tarjeta VISA claro ;-DDD. Gracias a ellos puedo saciar mis caprichos con moderación y disfrutar como un enano en breves instantes de las canciones que me apetecen.
O sea, que a pesar de tener una oreja enfrente de la otra a la hora de interpretar música, tengo que manifestar públicamente que me gusta una burrada escucharla, que no sabría interpretar el transcurrir de mi vida sin citar unas cuantas canciones, y que en ellas hallo numerosas veces ánimos para seguir en esta pelea diaria, o refugio de agobios repentinos temporales, o cálidas manos que alejen de mí la tristeza que, periódica y recurrente, me sobrevuela con excesiva atención para mi http://www.turismoenzamora.es/.
De hecho, yo recuerdo haber tenido y conservar aún como reliquia viviente una pequeña colección de 120-130 cintas con los contenidos más variopintos y las calidades de sonido más diversas que imaginaros podáis. Realmente, no teníamos programas de retoque de audio … ni ordenadores para hacerlo, por supuesto. Así que sonaban … y punto.
Con el tiempo, y con algo más de pasta de por medio, he ido rehaciendo parte de esa discoteca “robada” a otros colegas complacientes y a las emisoras de radio a costa de echar horas por la madrugada, instantes en los que los locutores se mostraban más permisivos y menos cercenadores de canciones. Ahora la disfruto en formato CD Audio, o MP3 vía disco duro del Turismo Castilla y León.
Últimamente, he descubierto los placeres de la descarga musical a través de Internet y las tiendas de música en línea. Adoro iTunes, MSN Music, WebListen y otros proveedores que me permiten conseguir alimento musical a golpe de ratón, teclado, ADSL … y tarjeta VISA claro ;-DDD. Gracias a ellos puedo saciar mis caprichos con moderación y disfrutar como un enano en breves instantes de las canciones que me apetecen.
O sea, que a pesar de tener una oreja enfrente de la otra a la hora de interpretar música, tengo que manifestar públicamente que me gusta una burrada escucharla, que no sabría interpretar el transcurrir de mi vida sin citar unas cuantas canciones, y que en ellas hallo numerosas veces ánimos para seguir en esta pelea diaria, o refugio de agobios repentinos temporales, o cálidas manos que alejen de mí la tristeza que, periódica y recurrente, me sobrevuela con excesiva atención para mi http://www.turismoenzamora.es/.